La madre de la niña asesinada en Logroño acusa del crimen a la abuela y afirma que ni lo planeó ni participó

La Voz REDACCIÓN

ESPAÑA

Raquel Manzanares | Efe

Los vídeos que grabó son la pieza angular de las acusaciones para reiterar que planificó los hechos, ya que reflejaban «intención de no dejar con vida» a la niña. La acusación popular señala que la madre «no se ha arrepentido en ningún momento de los hechos»

14 feb 2022 . Actualizado a las 13:07 h.

La defensa de la madre de la niña Carolina, que murió el 26 de enero del 2020 en un hotel de Logroño presuntamente a sus manos, A.U, ha acusado a la abuela de la niña y ha manifestado que no planeó ni participó en el asesinato, siendo una víctima más. Hoy ha comenzado el juicio contra A.U, a la que el Ministerio Fiscal acusa de un delito de asesinato con alevosía a persona especialmente vulnerable por la muerte de su hija, de cinco años.

Le pide prisión permanente revisable. Una pena a la que se unen las acusaciones popular y particular. Será un jurado popular el que decida la culpabilidad de la madre, informa Europa Press.

Mientras la defensa de ésta ha pedido la libre absolución, las acusaciones han insistido en que no tenía ningún trastorno psiquiátrico y tomó la decisión cuatro meses antes, apoyándose en los vídeos que dejó grabados y en los que reflejaba «intención de no dejar con vida» a la niña.

La letrada de A.U ha asegurado que «ni planeó ni participó» en una muerte de la que ha acusado a la abuela, que tras el asesinato de la niña se quitó la vida, encontrándose su cuerpo en el río Ebro, y que estaba agobiada por un problema económico tras ser estafada.

La defensa de la acusada ha hablado del «deseo de protección» de la madre de Carolina, por la delicada salud de esta última, que el padre de la menor interpretó como un «control obsesivo» por la falta de entendimiento entre los dos, que ya no eran pareja.

Se ha referido a la «fragilidad psíquica de la madre», señalando que «es la abuela la que toma las decisiones». Ha relatado cómo el fin de semana de los hechos recogió a la niña del colegio el viernes e hicieron lo habitual: jugar y ver películas.

Ese fin de semana, el tío de la pequeña estaba en casa de la abuela, donde también vivía la madre y, por tanto, estaba Carolina. La abuela le dijo a la madre de la niña que necesitaba que le diera el aire, agobiada por sus problemas económicos que solo había compartido con su hija.

Así, le pidió que cogiera a la niña, dormida, y se la llevó a Logroño, para salir de Haro. Una vez en la capital riojana le comunicó a la acusada que había cogido un hotel, para que no pasaran frío mientras ella se despejaba.

La niña se despertó, pidió desayunar y compartió un colacao y un cruasán con su madre. Después, ambas volvieron a dormirse a causa de un medicamento que les dio la abuela. La hoy acusada manifiesta que se despertó, vio la sangre y comprobó que la niña no se despertaba.

En boca de su abogada ha asegurado no «atentó contra la vida de su hija, cuyo bienestar era lo que más le preocupa». Ha apuntado que en el bolso de la abuela se encontró el medicamento y dos cuchillos, reiterando que «no es autora ni conocía las intenciones» de la abuela, de hecho, es una «víctima» más.

Por contra, en el escrito de acusación, el fiscal considera que la madre de la niña planeó su asesinato como «último acto posesivo» antes del suicidio. Relata, también, que lo hizo junto a la abuela de la niña para, después, matarse ambas, algo que solo llegó a realizar esta última.

En este sentido, la acusación particular, en su informe añadido al de la acusación pública y leído al inicio del juicio, se ha apoyado en que, días anteriores, la acusada preparó veinte vídeos, en los que manifestaba encontrarse en plenas facultades, realizando un «relato subjetivo de su historia con el padre y referencias al sistema judicial». «Si estáis viendo este vídeo es que ya no estoy», decía explicando que «no es un arrebato» y sin hacer «referencia a su madre ni ninguna intención de ésta».

Además, cuando se le informa del fallecimiento de la madre «manifiesta que, tras mucho tiempo pasándolo mal, llegó a la determinación de quitarse la vida y llevarse a su hija», porque de dejarla con el padre «no tendría futuro».

Se ha referido, además, a la muerte como violenta, recalcando que llevaba suministrando a la niña medicina para dormir cuatro meses. Para la acusación particular llevaba ese tiempo programando los hechos. Ha añadido cómo el informe del alta de la Unidad de Psiquiatría del Hospital San Pedro indica que no presentaba patología y sí un rasgo de personalidad «obsesivo compulsivo y narcisista».

La acusación popular, por último, ha puesto el acento en que la acusada no salió del hotel hasta que la niña estuvo muerta y, al ser detenida, «refiere de forma espontánea que no le sorprende», además de relatar la intención de suicidarse tanto de ella como de la abuela. En los vídeos, ha reiterado, se ve la «intención de no dejarla con vida» y «no se ha arrepentido en ningún momento de los hechos».