Marc Puig, el perfumista

MERCADOS

ABRALDES

14 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Es habitual que su nombre figure en los listados de las empresas más rentables del sector. Es la dueña de marcas como Paco Rabanne, Nina Ricci, Charlotte Tilbury, Jean Paul Gaultier o Carolina Herrera. Y acaba de confirmar algo que el mercado llevaba largo tiempo esperando: su salida a bolsa. Con ella espera levantar —como se dice en el argot financiero— entre 2.500 y 3.000 millones de euros. No es otra que la firma de alta cosmética catalana Puig, que, con más de un siglo de historia a sus espaldas y la tercera generación del clan a los mandos, se apresta a protagonizar el mayor estreno bursátil del año en el Viejo Continente y el más grande en España desde el debut de Aena en el parqué en el 2015. Sucederá tan pronto como en los primeros días de mayo. El dinero lo destinarán a financiar las dos últimas adquisiciones de envergadura que ha realizado la compañía, Byredo y Charlotte Tilbury —en torno a los mil millones cada una de ellas—, y a asfaltar su crecimiento futuro.

Fundada en 1914, en poco o nada se parece la Puig actual a aquella otra que en los primeros años de la segunda década del siglo pasado basaba su negocio en la venta de cosméticos importados de tierras galas y británicas y que encontró en el Agua Lavanda no solo una forma de sortear la autarquía del franquismo, sino su primer gran éxito comercial. Hoy, la compañía dirigida por Marc Puig (Barcelona, 1962) luce números históricos: cerró el 2023 con una facturación récord de 4.300 millones de euros y fue capaz de convertir el 10 % de esa cifra en ganancias netas. Nunca, salvo en el 2020 —el año de la pandemia— han perdido dinero los Puig.

Con esos flamantes y relucientes números sobre la mesa pretende Marc Puig, cabeza visible y presidente ejecutivo de la compañía, seducir a los inversores y asegurarse el éxito de la operación, tras convencer a sus 13 primos de las bondades de salir a Bolsa.

Licenciado en Ingeniería Industrial por la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y con un MBA por Harvard, tenía 30 años cuando se embarcó en el negocio familiar. Lo hizo como director de I+D y desarrollo de nuevos productos. Corría el año 1991. Cuatro después, en 1995, se trasladó a Estados Unidos para dirigir los negocios del grupo en Norteamérica: distribución y márketing de los productos de perfumería de Carolina Herrera, Nina Ricci y Paco Rabanne; y llevar las riendas de la primera de esas tres marcas en todo el mundo.

Regresó a su Barcelona natal con el nuevo milenio —y ya sentado en el consejo de administración de Puig— para presidir la división de moda de la empresa y asumir la vicepresidencia de desarrollo corporativo. En el 2004, y como parte de un minucioso plan de sucesión, él y su primo Manuel Puig Rocha (son de la misma edad y estudiaron juntos la carrera) fueron nombrados consejeros delegados. Tres años más tarde, tras la marcha de su padre —Mariano Puig, el gran responsable de la expansión internacional del grupo en el siglo XX—, asumió la presidencia; y Manuel, la vicepresidencia.

Casado y con dos hijos, es un apasionado del deporte. Sobre todo, de la vela. Y es esa especial relación con el mundo de la competición náutica lo que le ha llevado a forjar una sólida amistad con los reyes Felipe y Letizia. Su próximo puerto: el Ibex 35.