Israel consigue el billete a la final de Eurovisión entre abucheos del público

LA VOZ REDACCIÓN / AGENCIAS

SOCIEDAD

Eden Golan, la cantante israelí, celebra el pase a la final
Eden Golan, la cantante israelí, celebra el pase a la final Ida Marie Odgaard | EFE

Eden Golan escuchó gritos de desaprobación por parte del público durante su interpretación de Hurricane y participó en la incómoda rueda de prensa posterior, en la que varios candidatos de otros países mostaron visiblemente su disconformidad con la candidatura hebrea

10 may 2024 . Actualizado a las 13:15 h.

Ya están todos los finalistas de Eurovisión. Son 26, aunque solo uno se alzará con el micrófono de cristal el próximo sábado. También se conoce quienes no actuarán tras haber sido eliminados en la segunda semifinal de este jueves: San Marino, Albania, Malta, Bélgica y República Checa. Todo en una noche en la que, si bien actuaban 19 países, había uno sobre el que estaban puestas todas las miradas: Israel, más tras la jornada de protestas que se ha vivido en Malmö en contra de la participación del país hebreo en el festival tras su invasión de Gaza. Pero aunque se llegó a pedir a la UER su veto, lo cierto es que Eden Golan pasó el corte y ya cuenta con el billete que el televoto, es decir, el público, le otorgó para la gran final de esta 68 edición.

Imagen de parte del público durante la actuación de Israel
Imagen de parte del público durante la actuación de Israel Ida Marie Odgaard | REUTERS

Hurricane es la canción con la que Israel pretende ganar el festival y que defendió entre los abucheos de un amplio sector del público. Un tema, no obstante, que no era la primera opción de los israelíes. La organización del festival, como única medida de restricción, obligó a su candidatura a cambiar parte de la letra de October Rain, su primera propuesta. Fue considerada por la UER como demasiado política al hacer referencia a los ataques de Hamás del 7 de octubre. 

Finalmente, a Israel sí se le permitió participar con la canción que defendió anoche Eden Golan sobre el escenario. A diferencia de lo que sucedió con otras candidaturas como la española Zorra o la neerlandesa Europapa, donde se escuchaba perfectamente al público allí presente, muchos denunciaron que la organización de Eurovisión bajó el sonido ambiente durante la actuación hebrea para evitar que se escuchasen los sonoros abucheos y pitidos en contra de la candidata. Aun con todo ese supuesto esfuerzo, en la retransmisión en directo por televisión sí llegaron a escucharse sonidos de desaprobación en varios momentos de la canción, aunque mucho menos sonoros que los compartidos por algunos usuarios allí presentes en redes sociales.

Los ecos del conflicto en Oriente Medio han ido más allá, con el mensaje «paz» que ha podido verse escrito en el brazo del belga Mustii cuando se ha quitado la chaqueta. O el mensaje que se pudo leer durante la emisión de la gala por parte de la televisión belga, VRT, que interrumpió su retransmisión para poner una cartela con el texto «Condenamos las violaciones contra los derechos humanos y la libertad de expresión por parte de Israel».

Incómoda rueda de prensa posterior

La polémica presencia de Israel en el Festival de Eurovisión de este año también se coló en la rueda de prensa posterior, en la que estaba presente la representante de Israel, Eden Golan. Uno de los que dejó caer una indirecta contra el país hebreo fue el candidato de Letonia, Dons, cuando aseguró: «Nunca me he sentido tan orgulloso como hoy de ser de Letonia, el único país con forma de mariposa. Una mariposa debe ser libre; todos los países deben ser libres», reclamó.

Pero las mayores pullas vinieron del artista de los Países Bajos Joost Klein. Primero cuando le preguntaron si creía que su canción, Europapa, podía unir a todos los países mediante la música. El neerlandés miró entonces hacia uno de los miembros de la organización, en un lateral y, con una sonrisa de medio lado, le espetó: «Creo que esa es una buena pregunta para la EUR (Unión Europea de Radiodifusión)».

Poco después, Klein también intervino tras una pregunta de un periodista a la propia representante israelí. El reportero le hizo una cuestión incómoda a Eden Golan: «¿Has pensado en algún momento que por estar aquí estás poniendo en riesgo y en peligro al resto de los participantes?». La cantante, intentando su disconformidad tras una perenne sonrisa, fue salvada por el propio moderador de la rueda de prensa, el sueco Jovan  Radomir: «No tienes que responder a esa pregunta si no quieres». Fue entonces cuando el candidato holandés intervino, gritando desde el fondo: «¿Por qué no?».

Lo cierto es que la incomodidad de los presentes en la rueda de prensa era visible. No solo por parte de Joost Klein, que incluso llegó a taparse la cara con la bandera mientras Eden Golan hablaba; también por parte de la candidata griega, Marina Satti, que bostezaba, resoplaba y fingía dormir una siesta en los momentos en los que la israelí respondía a las preguntas.

Italia filtra el televoto, con abrumadora victoria de Israel

Israel, junto con otros nueve países, consiguió su pase a la final gracias exclusivamente al público —los jurados no participan en las semifinales—, aunque la UER no desveló el orden de los clasificados según el número de votos. Sin embargo, sí lo hizo, aparentemente, la cadena pública italiana, la RAI, que fue mostrando, en un scroll bajo las presentadoras de la gala, los porcentajes recibidos por cada país. Y la candidatura hebrea, a la vista de esos datos, tuvo un resultado abrumador: un 39,31 % de los votos emitidos, a gran distancia de todo el resto de los clasificados, ya que ningún otro ha llegado ni al 8 %.

La filtración de esos resultados en Italia, y el temor a que se reproduzcan en el resto de países de Europa, ha llevado a muchos a ver cada vez más probable una eventual victoria de la polémica candidatura de Israel, y ha hecho que la candidatura de Eden Golan haya subido notablemente en las apuestas, hasta situarse como la segunda opción más probable para alzarse con el micrófono de cristal, solo por detrás de la gran favorita, Croacia.

Unos datos que han avivado todavía más la polémica de la participación de Israel en Eurovisión. «Es una vergüenza», coincidían muchos usuarios en X, antiguo Twitter, que vaticinaban que, en el caso de que finalmente Eden Golan se alce con el triunfo, «Eurovisión ha acabado para todos».

Polémicas aparte, Letonia, Austria, Países Bajos, Noruega, Israel, Grecia, Estonia, Suiza, Georgia y Armenia se unieron durante la segunda semifinal a Croacia, Ucrania, Serbia, Portugal, Eslovenia, Lituania, Finlandia, Chipre, Irlanda y Luxemburgo para enfrentarse, junto a Alemania, España, Reino Unido y Francia —los «Big Five»— en la gran final de la 68 edición del festival de la canción.

Nebulossa y Megara

Todo en una noche con un marcado sello español. Si bien España no se jugaba nada, sí que pudo demostrar al mundo de lo que es capaz de hacer sobre el escenario Nebulossa. Una actuación de «Zorra» con un público entregado a lo que ya es un cántico, dicen sus creadores, por el empoderamiento de la mujer. Tal era la entrega que María Bass alejó por un momento el micrófono y dejó que fuera el público quien coreara, cómo no, «zorra».

Aunque no fue la única propuesta cantada en castellano. Y es que, como pocas veces ha ocurrido, un grupo español se subía al escenario para representar a otro país. Es el caso de Megara, el grupo que representaba a San Marino tras no conseguir ganar el Benidorm Fest. Hasta aquí, no obstante, llegó su viaje. El público no valoró su propuesta, «11:11», en una noche que no estuvo abierta por Chanel, a pesar de su gran parecido.

La primera en actuar fue Malta

Sarah Bonnici eligió para la ocasión un tema, «Loop», con un dancebreak que en partes pudiera ser el de «SloMo» para mostrar su amor por el festival. Tablas tenía y consiguió poner a bailar a todo el que estuviera viéndola.

Un festival en el que se habló, o mejor dicho cantó, por la salud mental, por su visualización. Aunque si de noche europea se tuviera que hablar solo se podría elegir a un candidato. Ese era el de Países Bajos. Tan solo el título ya da una pista de por donde iba Joost Klein y cuál sería el color con el que apareciera vestido. «Europapa», un tema que quiso dedicar a su padre, que falleció cuando él tenía 12 años. Vestido de azul y por un recorrido por diferentes capitales europeas, Klein llevó a Malmö el mensaje de la libertad y la igualdad que rige en Europa.