Los crímenes siguen siendo imperfectos

Javier Romero Doniz
JAVIER ROMERO VIGO / LA VOZ

O PORRIÑO

Salceda. Florian Rama permanece en A Lama sin comunicarse con nadie que hable castellano porque él no entiende el idioma.
Salceda. Florian Rama permanece en A Lama sin comunicarse con nadie que hable castellano porque él no entiende el idioma. Oscar Vázquez

Los asesinatos u homicidios cometidos en el último lustro en el área de Vigo se esclarecieron mayoritariamente; el de Salceda fue el último, y el de O Porriño es el que más dudas genera en juicio

20 feb 2024 . Actualizado a las 00:57 h.

Vigo y el sur de la provincia concatenaron en el último lustro nuevos capítulos a su crónica de muertes violentas con investigaciones que mayoritariamente están resueltas, al menos policialmente; y de esas, las que ya se enjuiciaron, acabaron en sentencia condenatoria. Al menos en primera instancia. Pero detrás del éxito policial existe un método que es indiferente al cuerpo que investigue. Da igual que sean policías o guardia civiles. El hilo es común para todos: buscar testigos, patear el terreno, trabajo de laboratorio que analice vestigios de cualquier tipo en busque de cualquier resto y tecnología. Sobre todo tecnología, porque sin este avance no sería acumular la prueba necesaria para demostrar culpabilidades. Y sin esa misma tecnología, muchos de los crímenes resueltos en los últimos años en Vigo y el sur de la provincia se habrían quedado sin esclarecer de haberse cometido hace al menos 20 años. Sirva de ejemplo el perpetrado a quemarropa en un garaje de la calle Rosalía de Castro contra el empresario Manuel Salgado. 

SALCEDA

El último caso resuelto. La detención de la Guardia Civil de Pontevedra el pasado enero del albanés Florian Rama por el crimen de Soufian Mraha en Salceda en junio del 2019 debe considerarse un éxito. Una de esas investigaciones brillantes que pasa desapercibida por desarrollarse en provincias. Pero el caso lo tuvo todo: desde unas pesquisas que empezaron desnortadas que implicaron la colaboración ciudadana, hasta una detención en el Reino Unido teniendo las pruebas necesarias acumuladas para imputar el crimen a Rama. Y eso que esta investigación se dio internamente casi por archivada, pero resurgió gracias al método y la habilidad de quienes la trabajaron en la sombra en la calle y completaron con la parte tecnológica. 

O Porriño. Retrato robot del fallecido elaborado por el Imelga que ayudó finalmente a identificarlo después de difundir la imagen a la sociedad.
O Porriño. Retrato robot del fallecido elaborado por el Imelga que ayudó finalmente a identificarlo después de difundir la imagen a la sociedad. Imelga
 

O PORRIÑO

De la nada al todo, y a la espera de juicio. El crimen del pozo, de alcanzarse una sentencia de culpabilidad, daría para escribir un manual sobre resolución de asesinatos. Implicaría demostrar la culpabilidad de dos personas por la muerte a palos del luso Carlos Alberto Videira de Orfão y su abandono en una finca en O Porriño. La ciencia forense mezclada con la tecnología lograron poner rostro al cadáver descompuesto. La imagen difundida fue reconocida por su novia y desde ahí, también la Guardia Civil de Pontevedra, recompuso los pasos de la víctima y el móvil de los presuntos culpables. Está por ver si la carga incriminatoria contra ambos será suficiente para llegar a una sentencia firme en un proceso judicial. Ambos investigados, desde hace meses, esperan en libertad que llegue el juicio. Mientras, el juzgado esperar respuesta de la compañía Google para conocer más datos de los móviles de ambos imputados.

Chapela. Reconstruir lo ocurrido en la vivienda de Chapela donde Matanzas mató a su camello implicó una compleja investigación.
Chapela. Reconstruir lo ocurrido en la vivienda de Chapela donde Matanzas mató a su camello implicó una compleja investigación. M.MORALEJO
 

VIGO

El encaje de bolillos de Chapela, y el delirio de la rúa Areal. Demostrar que Manuel Matanzas mató a su camello Roberto C. P. para hacerse con un botín de droga en su casa de Chapela implicó igualmente no solo reconstruir lo ocurrido en la vivienda. También acumular la prueba para que un jurado popular le impusiera 14 años de prisión en primera instancia. Aquello obligó a moverse en los bajos fondos de la ciudad, hablar con quienes frecuentaban aquella cada, que los especialistas la peinaran en busca de vestigios y analizar el rastro que dejó el teléfono del inicialmente sospechoso y finalmente culpable. No fue ni mucho menos una investigación sencilla, donde el autor acaba confesando sus pecados penales, o el rastro de pistas es tan abultado que aunque suponga un ejercicio laborioso, es solo cuestión de trabajo y tiempo. Algo así ocurrió en el apartamento del profesor jubilado Benito Torreiro en el 2021. El autor del asesinato, según la Policía Nacional. David Macía dejó tantas pruebas que evidencian que no solo mató hasta desangrar a la víctima, que además le desfalcó los ahorros en compras, comidas, dos coches y habitaciones de hotel que compartía con amigos. Aunque de forma intensa, el caso se dio por resuelto en cuestión de días. 

Mondariz. El caso de Gallego fue más sencillo que otros por el reguero de pruebas que dejó antes y después de matar a su víctima.
Mondariz. El caso de Gallego fue más sencillo que otros por el reguero de pruebas que dejó antes y después de matar a su víctima. Ramón Leiro

MONDARIZ

Otro rastro de pruebas para hilar. Miguel Ángel Gallego no escondió nunca su inquina contra José Luis Faro. Tampoco la vehemencia al clavarle 90 puñaladas en enero del 2021. Pero el trabajo policial implica juntar pruebas para ir a juicio y demostrar la culpabilidad. No basta con saber que alguien es culpable. Y Gallego se presentó en el juicio sabiendo que la Guardia Civil había hecho bien su trabajo. Por eso, confesó para acabar con la vista lo antes posible.

 A GUARDA

Ajustes de cuentas entre yonkis. La muerte en A Guarda de un camello de heroína en septiembre del 2022 a manos de cuatro consumidores de Portugal supuso otro encaje de bolillos difícil de resolver. Lo primero porque los autores cruzaron el Miño a toda prisa para esconderse en su país e incluso en Alemania. Aquello obligó a descender a los bajos fondos para aflorar información y activar la engrasada colaboración con el país vecino. El resultado llegó aplicando también al método habitual en estos casos. 

VIOLENCIA MACHISTA

Baiona y Oia. La muerte de Beatriz Lijó a manos de su exmarido Ángel Rodríguez da Costa no implicó un trabajo de gran complejidad porque el autor se acabó entregando y confesando. Pero no deja de ser otro caso que implica hilar todos los elementos para alcanzar la condena. Lo mismo ocurrió con la muerte de Ana Vanesa Serén a manos de su marido cuando salía de trabajar en un cámping en Oia. El caso no tuvo recorrido tras suicidarse el asesino con la misma arma de fuego utilizada con Serén. 

PENDIENTES DE RESOLVER

Vigo y Mos. De los crímenes cometidos en el último lustro en Vigo y su área están sin resolver el último, contra Judith Muñoz, una prostituta a la que su asesino dejó abandonada en un polígono de O Porriño. Ocurrió el pasado noviembre y todo apunta que la tecnología será clave para identificar al responsable de su muerte por asfixia. El otro asesinato sin resolver ocurrió en una vivienda apartada de Mos donde, presuntamente, se vendía heroína. El dueño apareció muerto por un fuerte golpe en la cabeza que le arrancó una parte del cráneo.