El detenido por el crimen de O Porriño tiene otra denuncia por agresión sexual a una prostituta

J. Romero / M. Torres VIGO / LA VOZ

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Agentes inspeccionando el lugar en el que apareció el cuerpo, en una imagen de archivo
Agentes inspeccionando el lugar en el que apareció el cuerpo, en una imagen de archivo M.MORALEJO

Al único investigado por el asesinato de Judith Muñoz se le vincula con otro presunto caso de abusos en Redondela

26 abr 2024 . Actualizado a las 00:56 h.

El detenido por el asesinato de Judith Muñoz, en prisión por otros delitos desde diciembre, se enfrenta a nuevos cargos. Casimiro Feijoo, al que la jueza mandó de nuevo a A Lama el martes tras ser presentado en O Porriño como presunto autor de un delito de homicidio, tiene también pendiente una denuncia por agresión sexual a otra prostituta en Redondela. La causa aún no ha sido juzgada y se suma a las que aún se tramitan. Casimiro Feijoo estaba en prisión provisional por acumulación de delitos desde semanas después de que se descubriera el cuerpo, tras unos matorrales, en el polígono empresarial de A Granxa, y estando ya entre rejas recibió otra sentencia de dos años por robo con violencia.

La Guardia Civil lo condujo al juzgado porriñés este martes, 23 de abril, justo cuando se cumplían cinco meses del hallazgo de la joven el 23 de noviembre. Es la misma fecha en la que el único investigado en la causa cumplió 54 años, según consta en su perfil de Facebook.

La investigación, sin embargo, sitúa la muerte de la mujer, natural de Ourense pero residente en Vigo, cuatro días antes, en la madrugada del domingo 19 de noviembre. La Guardia Civil informó de que la investigación «permitió acreditar que el investigado estuvo con la víctima la noche en la que murió de forma violenta». Para ello fue clave la geolocalización de los teléfonos móviles de víctima e investigado tras la preceptiva autorización judicial, que los ubica en un mismo repetidor. Al parecer, en sede judicial, el investigado se acogió a su derecho de no declarar, pero sí prestó su consentimiento para la toma de muestras de ADN. El siguiente paso es cotejarlas con los restos de semen que se hallaron en un muslo de la víctima y en el pañuelo que el autor del crimen empleó para taponarle la boca. Mientras tanto, el investigado seguirá en prisión provisional y sin fianza, según decretó el Juzgado de Instrucción 3 de O Porriño.

En la investigación tuvo gran peso también la recogida de testimonios en el entorno de Judith Muñoz, que confirmaría que la víctima y el investigado se conocían y que este último ya había contratado sus servicios en otras ocasiones. La línea principal de investigación del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Pontevedra apuntó desde un principio hacia el último cliente de la mujer. Ese sábado 18 de noviembre, Judith le dijo a una amiga que iba a ir a la zona de O Berbés a ejercer la prostitución y horas después llamó por teléfono a un amigo y envió mensajes a otro diciéndoles que un cliente no le había querido pagar. Sí lo habría hecho finalmente y una de las periciales con las que cuenta el equipo de investigación es que un movimiento en la cuenta bancaria del investigado esa noche y a la misma hora en la que se produjo finalmente el pago que consideran vinculante con la sucesión de hechos. Fue vista por última vez el domingo por una conocida en Camiño de Redomeira, un vial paralelo a la calle Aragón, donde residía en una vivienda abandonada.

Su cuerpo apareció cuatro días después detrás de unos contenedores de basura. En este lugar en el que se depositó el cadáver tras el fallecimiento tampoco se encontraron pertenencias que ayudaran a identificar a la víctima, pero los tatuajes de su cuerpo posibilitaban ya a primera hora de la mañana siguiente ponerle nombre y apellidos. Tenía un dibujo con el nombre de su hija. No llevaba documentación ni se llegó a recuperar su terminal móvil, pero su cadáver reveló pistas durante la autopsia del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), como esos restos de semen que son cruciales para determinar la presunta implicación del único investigado.